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El beso de la reliquia
Los inicios artísticos de Joaquín Sorolla se encuentran ligados al academicismo imperante en la España de finales del siglo XIX. En 1879 estudió en la Academia de San Carlos de Valencia, desde donde pasó a Madrid en 1881, momento en el que descubrió la obra de Velázquez, que le impresionó profundamente. Pensionado, se estableció en Roma durante los primeros meses de 1885, para trasladarse a París, donde la vanguardia artística le influenció de manera notable. Durante la década de 1890 realizó obras de crítica social y costumbristas. Posteriormente desarrolló un estilo más personal basado en el predomino de una luz, normalmente plana, que le distanció de los impresionistas y le granjeó un éxito internacional, especialmente con los motivos de playa. A partir de 1890, establecido en Madrid, Sorolla inició su afianzamiento artístico. El beso de la reliquia, pertenece a una época en la que aúna sus diferentes formaciones y empieza a elaborar su estilo, que como en este caso, le reportó éxitos notables: medalla de tercera clase en el Salón de París, la misma mención en 1894 en la IV Internacional de Viena y después, primera medalla en la Exposición de Arte Español de Bilbao. Durante este periodo, Sorolla basó sus composiciones en la destreza del dibujo, en una descripción minuciosa, en un sabio empleo de la luz y el color en temas costumbristas, en ocasiones anecdóticos, y ligados al gusto burgués. En una capilla lateral de la Iglesia de San Pablo de Valencia, el párroco presenta una reliquia con el fin de ser venerada por una procesión de fieles, que reverentemente esperan su turno para besarla. Este acto marca el final de la misa, momento que un monaguillo aprovecha para vender "estampitas", gesto que afianza el carácter costumbrista de la obra. [J.N.G.]